Uno de los lugares más hermosos, mágicos e inolvidables de nuestro país es sin lugar a dudas nuestro Archipiélago de Chiloé. Tanto la isla grande como aquellas más pequeñas, esconden rincones que hacen de este lugar único en el mundo. A continuación te ofrecemos solo algunas de las experiencias que Chiloé tiene para ofrecer a sus visitantes.
Las iglesias de Chiloé nos encantan con sus diseños, arquitectura y maravillosos colores; definitivamente son uno de los atractivos más reconocidos a nivel nacional e internacional de este archipiélago. Una verdadera red de edificios de madera que se mantienen en pie a pesar de los años, muchas de ellas datan desde el siglo XVIII. A pesar de existir alrededor de 60 estructuras que siguen este modelo, son 16 las que en el año 2000 fueron nombradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Las más populares son: Iglesia de Achao; considerada la más antigua, Iglesia de Quinchao; la más grande este grupo, Iglesia de Castro; una de las más bellas y que además se encuentra ubicada en la ciudad principal del archipiélago.
Convirtiéndose en uno de los lugares más fotografiados del archipiélago, este muelle de madera cerca de un acantilado, se ubica en la localidad de Cucao y ofrece una vista espectacular. Dice la leyenda que cuando una persona muere su espíritu debe ir a este sector y llamar al Tempilkawe, un personaje mítico que acude en su balsa de espuma y se lleva el alma del difunto, cobrando su paga en piedras preciosas. También hay quienes dicen escuchar los lamentos de aquellas almas que nunca dejaron este lugar.
Chiloé posee una ruta de 10 humedales repartidos a lo largo del archipiélago. Estos sitios de reproducción, alimentación y descanso de aves migratorias permiten a los visitantes descubrir y apreciar las más bellas especies. Son más de 80 las que hacen sus paradas en estos sitios, entre las cuales destacan: zarapitos, playeros, chorlos, rayadores y flamencos. En el 2011 fueron incluidos en la Red Hemisférica de Reservas de Humedales, la cual pretende asegurar la preservación de estas aves en el continente americano.
Si bien este lugar no es tan conocido como las iglesias o el Muelle de las Almas, año a año su popularidad ha ido en aumento. Ubicada en Quemchi, esta isla tiene un acceso muy particular, ya que requiere caminar a través de un largo puente de madera ubicado sobre el río del mismo nombre, pero cuando la marea baja, esta isla queda unida a la isla grande. También se hizo conocida por el escritor chilote Francisco Coloane como “Isla de las Almas Navegantes”, pues asimiló la isla como un lugar donde habían muertos enterrados, esperando zarpar algún día. Una pequeña isla, pero que posee una iglesia y un jardín botánico digno de Chiloé.
Ubicadas en el sector de Puñihuil, en la comuna de Ancud, este lugar es el hogar de dos especies de pingüinos; Humboldt y de Magallanes. Si bien poder ver estos especímenes hacen automáticamente atractivo este destino, es aún más impresionante si consideramos que no hay muchos lugares en el mundo donde dos especies diferentes de esta ave puedan reproducirse y habitar juntas. El lugar también permite avistar animales como chungungos, gaviotas, caiquenes, carancas, cormoranes y gaviotas dominicanas.
Chiloé es una tierra con una fuerte conexión con el mar y la navegación; desde sus leyendas hasta sus pescadores artesanales. Por eso no es de extrañar que diversas empresas ofrecen recorridos a través de sus ríos, fiordos, bahías y lugares recónditos de Chiloé. Un recorrido que permite apreciar los paisajes más bellos, acompañados de una flora y fauna típica del sur de Chile.
Si bien este panorama no corresponde a un lugar en especifico, no puedes ir a Chiloé y no disfrutar de una de las comidas más típicas de este pueblo. Mariscos, carne, papas, longanizas, chapaleles, milcaos y legumbres cocidos sobre piedras calientes y cubiertos por hojas de nalca. Una experiencia más que culinaria, una fiesta donde la familia, amigos y vecinos se reúnen para compartir.