Antes de identificar su rostro, ya reconocía su nombre. Como muchas personas, había visto sus libros y sabía que Isabel Allende era una gran escritora nacional.

Cuando tenía 12 años, mi mamá me regaló “La Ciudad de las Bestias”, y una escena se me quedó grabada, esta finaliza diciendo: “(…) la felicidad consiste en alcanzar aquello que hemos esperado por mucho tiempo”. Esas palabras resuenan fuerte si se piensan en el contexto de los derechos de la mujer. La felicidad puesta en pausa mientras esperamos que se nos trate sin violencia, con dignidad, respeto y de manera equitativa.

Isabel Allende ha contribuido activamente desde diferentes espacios para que una parte de esa felicidad llegue a mujeres y niñas en todo el mundo. Su labor como escritora latinoamericana de alcance internacional, le permite ser una referente para jóvenes alrededor del planeta. ¿Sabías que Isabel Allende es una de las diez exponentes culturales más reconocidas de Chile en el extranjero? Sus relatos han sido traducidos a más de cuarenta idiomas, adaptados para televisión y en total se han vendido millones de copias de sus libros.

Junto a su impresionante presencia en la literatura, Isabel elige ir más allá de las letras. También es activista por los derechos de las mujeres. Desde 1996, en memoria de su hija Paula, lleva adelante la Fundación Isabel Allende. Con esta iniciativa busca garantizar derechos reproductivos, independencia económica y protección contra la violencia a niñas y mujeres.

Uniendo el activismo y su escritura, Isabel Allende es una mujer inspiradora que por años ha orientado sus acciones para crear un futuro donde las mujeres somos líderes y portavoces del cambio. Un futuro donde podamos tener esa anhelada felicidad y los sueños de las niñas florezcan.