En el Día Mundial del Reciclaje, empresarias y emprendedoras de todo Chile cuentan como la transformación de desechos en nuevos productos ayuda a la conservación del medio ambiente y a mitigar el cambio climático.
Isla Bonita en Chiloé
Cuatro artesanas de la Isla Lemuy en Chiloé, incorporan el plástico reciclado a la cestería tradicional y promueven la economía circular. De esta forma, la cooperativa Isla Bonita representa una solución ante la dificultad del tratamiento de residuos en la isla y los vertederos ilegales en las playas. “Esto nos permite crecer como mujeres, desarrollarnos y demostrar a la gente que se puede dar otra utilidad a los desechos plásticos”, explica la artesana y recicladora María Catelicán (35).
“Aprendí con mi abuela a tejer la manila”, cuenta María y “esta fibra vegetal, típica de esta zona y que se ocupa en canastos, la mezclamos con plástico reciclado y hacemos paneras y posa vasos”. Según la artesana “al ver los vecinos los productos, deciden entregar sus residuos porque confían en que no se van a ir a un vertedero, sin duda lo que hacemos tiene un impacto en nuestra comunidad”.
La minería urbana de Midas Chile
Reciclar metales valiosos que están en la basura electrónica es lo que realiza la minería urbana. “Transformamos un residuo, algo que un productor debe desechar o ya no sirve en una casa como un refrigerador o una lavadora, en un nuevo recurso“, señala Mitzy Lagos (42), gerenta de Economía Circular de Midas Chile. Agrega que el objetivo es “evitar que se tengan que extraer esos mismos minerales de la tierra, con la consecuente huella ecológica”.
En la planta de reciclaje se procesan 25 toneladas de residuos al día. Tras desarmar los aparatos, se funden los metales y obtienen lingotes de cobre, aluminio y bronce, que se exportan a China, Japón y Estados Unidos. Mitzy Lagos cuenta que en los últimos años “queríamos hacer más, por eso pusimos en marcha dos plantas fotovoltaicas. Somos los primeros en Chile en generar todos nuestros procesos con energías limpias”.
Las joyas de Plástica
Dar una nueva vida a las bolsas plásticas de una manera innovadora y artística es lo que busca la empresa de joyas Plástica. Según Constanza Calderón (33), una de sus socias “es gratificante trabajar en algo que ayuda al medio ambiente y que entrega un mensaje movilizador como la circularidad”.
Durante años la madre de Constanza, una artista visual, trabajó con plásticos reciclados, hasta que decidieron crear una empresa y fabricar joyas. Tras la recolección, clasificación y limpieza del plástico, este se funde para trabajarlo y luego a través de la orfebrería se une a piezas de plata para generar aros y collares, la mayoría únicos.
Desierto Vestido de Alto Hospicio
Para visibilizar la contaminación de desechos textiles en su territorio de Alto Hospicio, Angela Astudillo (27) creó junto a otros jóvenes la organización Desierto Vestido. “La idea es educar sobre el uso de los residuos textiles, para eso hacemos talleres en colegios, universidades y espacios públicos. Enseñamos a transformar prendas en desuso en productos nuevos y hablamos del impacto que generan estos desechos en nuestro entorno”. Además, colaboran en actividades, la última fue el Atacama Fashion Week donde realizaron un desfile de moda en uno de los vertederos más grandes de la comuna.
Angela tiene también un emprendimiento de transformación de textiles, Refiortex, que le permitió costear la carrera de derecho. Aunque ya egresó de la universidad, seguirá trabajando en él y no dejará de concientizar sobre la necesidad de reutilizar las “montañas” de ropa usada desechadas en el desierto chileno.
Tela hecha de botellas plásticas
Con Botela, Paula Madero (38) y su socio Arturo Vial generaron un negocio donde el consumo es consciente y responsable. Fabrican mochilas, bolsos de viajes, bandoleras y poleras con telas hechas de botellas de plástico. “Compramos la tela en blanco en empresas que hacen el reciclado en China o Estados Unidos, y la estampamos y confeccionamos en Chile. Cada producto tiene un logo donde se señala cuántas botellas pet se utilizaron, un banano requiere 3 y una mochila 22 botellas de medio litro”.
“La idea es que nuestro producto dure, por eso trabajamos con un alto estándar de calidad”, explica Paula. Pero, si el producto se rompe “nosotros lo arreglamos sin costo, porque fomentamos no volver a comprar si se puede reparar”.