Los compromisos y avances del país en mitigación del cambio climático juegan un importante rol a la hora de mostrar el camino a otras naciones sobre cómo tomar medidas concretas, acorde a los desafíos ambientales del futuro. Desde la Unión Europea destacan la estrecha colaboración en proyectos de transición energética y aseguran que Chile lidera este desarrollo en América Latina.
La Conferencia de las Partes -COP28- que se desarrolla por estos días en Dubái, es el espacio internacional más importante en el que Chile demuestra su compromiso por un futuro verde, en línea con los objetivos globales de sustentabilidad, mitigación del cambio climático y descarbonización. Los avances que ha tenido nuestro país en temas medioambientales han sido elogiados por las naciones participantes, quienes destacan, por ejemplo, proyectos de hidrógeno verde, eficiencia energética y electromovilidad.
Durante esta COP28, la ministra Rojas ha sido nuevamente invitada a co-facilitar las negociaciones, donde junto a la ministra adjunta de Cambio Climático y Energía de Australia, Jenny McAllister, debería mediar en una de las discusiones claves de este año: la Meta Global de Adaptación.
“Chile tiene el tremendo rol de mostrar el camino, porque es un país pequeño que puede servir de piloto para muchos cambios, demostrar que se puede hacer una transición energética de manera ordenada y segura, pero rápida, es un tremendo ejemplo. Un país pequeño que tiene una plataforma de transparencia de tal manera que podemos ver cómo realmente estamos reduciendo nuestras emisiones en todos los sectores”, sostiene la ministra de Medio Ambiente, Maisa Rojas.
“Desde la UE tenemos una fuerte y estratégica colaboración con Chile, ya que compartimos objetivos comunes. Nos parece que podemos avanzar muy bien juntos porque Chile quiere combatir el cambio climático y tiene objetivos parecidos a la UE como la carbono neutralidad para el año 2050”, indica Irene Miguelsanz Villanueva, integrante de la Comisión Europea en la Dirección para América Latina y el Caribe.
“Proyectos como el atlas de riesgo climático (ArClim) nos permiten identificar a nivel comunal cuáles son los riesgos de futuros calentamientos y cómo nos adaptamos a esos riesgos. Nuestro ejemplo puede servir para la gran mayoría de los otros países del mundo”, añade.
Estos esfuerzos no pasan desapercibidos en el mundo, especialmente entre los países desarrollados, quienes encuentran en Chile además un territorio con recursos naturales que tienen el potencial de descarbonizar las principales economías.
Es el caso de la Unión Europea, desde donde se ha destacado el liderazgo de Chile en la mitigación del cambio climático en la región, así como el uso de energías renovables. Chile y Europa comparten compromisos en materias como la carbono neutralidad, acelerar las transformaciones industriales, el Pacto de Acción de Hidrógeno, y la cooperación para fomentar y facilitar la acción climática para promover una transición energética justa.
“Desde la UE tenemos una fuerte y estratégica colaboración con Chile, ya que compartimos objetivos comunes. Nos parece que podemos avanzar muy bien juntos porque Chile quiere combatir el cambio climático y tiene objetivos parecidos a la UE como la carbono neutralidad para el año 2050”, indica Irene Miguelsanz Villanueva, integrante de la Comisión Europea en la Dirección para América Latina y el Caribe, quien gestiona el programa de cambio climático, denominado Euroclima.
Hoy en día existen diversas iniciativas en las que la Unión Europea colabora con Chile, desde proyectos de hidrógeno verde, financiamiento para lograr la eficiencia energética en la vivienda, entre otros. “En todas estas iniciativas, Chile ha demostrado ser un país pionero en la región. Elementos tales como que la segunda flota de buses eléctricos del mundo esté en Santiago de Chile después de China reafirma que para nosotros sea clave avanzar juntos y poder apoyarnos mutuamente, porque esto es una colaboración y la UE puede ofrecer mucho a Chile pero también puede aprender y recibir muchísimo de Chile”, agrega Miguelsanz.