Nombradas así por la milenaria cultura de la que formaron parte, las momias Chinchorro son conocidas por ser arqueológicamente consideradas el hallazgo más antiguo del mundo relativo a esta forma de preservación mortuoria; incluso con unos 2 milenios de existencia previa a sus pares egipcios.
La cultura Chinchorro existió hace milenios, aproximadamente entre los años 7020 y el 1500 A.C, antes de cualquier ciudad actual u otra civilización, y se desplegó desde la costa sur de Perú en el norte, hasta aproximadamente lo que hoy es la Región de Antofagasta hacia el sur. Esta cultura fue principalmente pescadora y recolectora, por lo que además de poder adaptarse a las condiciones desérticas de lo que hoy es el desierto de Atacama, también logró conquistar las costas del océano Pacífico para así abastecerse de comida y sobrevivir.
Las primeras momias fueron halladas en la playa Chinchorro en la Región de Arica y Parinacota, de donde proviene también el nombre de la cultura originaria, en el año 1917 como consecuencia de una excavación y estudio llevados a cabo por el arqueólogo alemán Max Uhle. A pesar de que nunca se han encontrado restos de cerámica o metalurgia, lo que hace concluir que no desarrollaron ninguna de estas prácticas; los Chinchorro sí tenían cultos específicos relacionados a la muerte o a su concepto. Sus momificaciones, no solo son las más antiguas registradas, sino que también tienen un nivel de complejidad propio de culturas más tecnológicas y avanzadas.
No se tienen claras las razones de por qué la cultura decidió comenzar a utilizar esta práctica de conservación de los cuerpos, pero si se ha descubierto que los altos niveles naturales de arsénico en el lugar indujeron la muerte de muchos niños y también fetos. Se cree, por lo tanto, que la momificación correspondía a una práctica empática que buscaba un alivio en los familiares de los infantes fallecidos. Por otro lado, también se suma la posibilidad de que los mismos minerales presentes en el área provocaran una especie de momificación natural que ellos luego fueron perfeccionando.
Los expertos dividen las momias encontradas en 4 grupos principalmente; las momias negras (5000 -2800 A.C), momias rojas (2500 -1500 A.C), momias con vendajes (2.620 A.C) y las momias con capa de barro (2500 – 1700 A.C). Debido a que en casi la mayoría de los casos no se encontraron elementos materiales que acompañen los cuerpos, se puede deducir que los Chinchorro no tenían una fuerte creencia en una vida después de la muerte o que no le daban un importancia mayor a la materialidad, sino que principalmente al rito por motivos humanos y comunitarios.
Hoy en día hay aproximadamente 180 momias que se encuentran protegidas, preservadas y estudiadas por la Universidad de Tarapacá, en el Museo Arqueológico San Miguel de Azapa y en el Sitio de Colón 10. También existe un número menor en el Museo de Historia Natural de Santiago y Valparaíso.
Desde 1998 las momias figuran en la lista indicativa de Chile, lo que es principalmente el paso previo para ser consideradas un Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En el intertanto, muchos libros, investigaciones arqueológicas y documentales avalan la importancia patrimonial e histórica que estás momias y su estudio significan.