Hasta el desierto más árido del mundo, en la región de Antofagasta, llegó un grupo de periodistas internacionales para conocer el proceso de elaboración del vino más alto de Chile, producido por pueblos originario, y conocer los desafíos y grandes hallazgos del observatorio ALMA en su primera década de funcionamiento, en la voz de su director.
A 40 kilómetros de San Pedro de Atacama, en el norte de Chile, se produce un vino único en el mundo: el vino más alto del país, elaborado por pueblos originarios reunidos en la cooperativa campesina Lickanantay, en Toconao, región de Antofagasta. Hasta ese lugar llegó un grupo de periodistas internacionales junto a Fundación Imagen de Chile para conocer a algunos de los pequeños productores agrícolas atacameños como Cecilia Cruz, Héctor Espíndola y Samuel Varas, que cultivan las vides entre 2.400 y 3.600 metros sobre el nivel de mar, en el desierto más árido del mundo. Todo esto, para producir los vinos Ayllu, que desde 2017 deleitan a consumidores de distintas ciudades del país y que pronto esperan poder exportar.
El año pasado, dos vinos de Ayllú fueron galardonados con medallas de oro en el concurso Mundial de Vinos Extremos 2021 realizado anualmente en el Valle de Aosta, Italia. Los vinos premiados fueron Ayllu Moscatel Dulce 2020 y Ayllu Naranja 2020 (también de uva moscatel). Durante el viaje de prensa, el enólogo de la viña Ayllu, Fabián Muñoz, contó qué es lo que hace a estos vinos tan especiales, por su color, cuerpo y sabor.
El desierto más árido del mundo es también hogar de los cielos más limpios del planeta. Por eso, muy cerca de Toconao donde se producen estos vinos, también se generan los descubrimientos más avanzados en materia de astronomía.
Ubicado a 5.000 metros sobre el nivel del mar, en el llano de Chajnantor (lugar de despegue en el idioma atacameño kunza), el observatorio ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) es el mayor radiotelescopio del mundo, y el mayor instrumento construido hasta el momento para astronomía. ALMA capta una luz invisible a los ojos, emitida por el Universo en ondas largas, una porción del espectro electromagnético que permite indagar lo que no es captado por los telescopios ópticos y que es fundamental para comprender cómo se forman las estrellas y los planetas.
En ese lugar, la prensa internacional pudo conversar con el director de ALMA, Sean Dougherty, quien explicó los últimos avances, como la primera fotografía del agujero negro al centro de la Vía Láctea, conocida hace sólo unos días, y los desafíos del observatorio ahora que cumple una década de funcionamiento.