El observatorio Vera C. Rubin es uno de los grandes proyectos que permitirá a Chile concentrar más del 50% de la capacidad astronómica mundial a 2030. Albergará la cámara digital más grande del mundo.
Nuestro país es conocido por tener uno de los mejores cielos para la investigación astronómica. El Océano Pacífico y la Cordillera de los Andes generan que los cielos del norte cuenten con una menor cantidad de nubes en altura, la atmósfera sea poco turbulenta y el clima muy seco.
Hacer ciencia astronómica de clase mundial. Ese es el objetivo y el legado que Chile ha ido desarrollando en más de 60 años de exploración del universo, que sigue -año a año- renovándose y fortaleciéndose. Ejemplo de ello es que el primer observatorio de escala mundial instalado en el país, Cerro Tololo, que comenzó a hacer pruebas en los 60, se inauguró en 1976, y es actualmente uno de los observatorios con mayor impacto en el mundo, medido por la cantidad de publicaciones científicas que genera.
Actualmente, Chile es base de telescopios de más de 30 países y alberga los “telescopios gigantescos” que buscan cambiar por completo la manera de estudiar el universo. Según proyecciones de la Sociedad Chilena de Astronomía (Sochias), nuestro país concentrará cerca del 55% de la capacidad astronómica mundial a 2030.
Imagen de Chile visitó tres telescopios en la región de Coquimbo junto a la prensa extranjera para conocer sus innovaciones y por qué Chile está a la vanguardia de la exploración astronómica.
“Cielos prístinos” y condiciones sociales, políticas y económicas
Nuestro país es conocido por tener uno de los mejores cielos para la investigación astronómica. El Océano Pacífico y la Cordillera de los Andes generan que los cielos del norte cuenten con una menor cantidad de nubes en altura, la atmósfera sea poco turbulenta y el clima muy seco.
“Son las condiciones naturales que tiene Chile, sus cielos prístinos, su atmósfera cristalina, pero sobre todo sus condiciones sociales, políticas y económicas que han sido transversalmente otorgadas por todos sus gobiernos y por la población chilena. Son condiciones muy favorables y muy estables en el tiempo, que hacen que estas grandes inversiones que hacen los países del hemisferio norte se sigan realizando en nuestro país, con una mirada de muy largo plazo, porque tenemos la certeza de que Chile va a seguir brindando estas condiciones a futuro”, indica Alejandra Voigt, directora de AURA, el consorcio que construye y administra instalaciones de telescopios ópticos terrestres de clase mundial para la Fundación Nacional de Ciencias de los Estados Unidos (NSF).
El “Ferrari de los telescopios”
AURA administra, entre otros, el Observatorio Vera C. Rubin, ubicado en Cerro Pachón y que comenzará operaciones en 2025. Denominado como el “Ferrari de los telescopios”, Vera Rubin tendrá la cámara digital más grande jamás construida para la astronomía: pesa casi 2.800 kilos y tendrá 3.200 megapíxeles. A modo de comparación, la cámara de Cerro Tololo es de 520 megapixeles.
Así, con un espejo de 8,4 metros, Vera Rubin creará un campo visual excepcionalmente amplio, y permitirá mapear todo el cielo cada 3-4 noches para detectar cambios. Se podrá capturar la totalidad del cielo visible, equivalente a un área de 40 lunas llenas en una sola imagen.
“Es un observatorio que no tiene competencia en todo el mundo, es único, tiene una gran misión para la ciencia: entender cómo funciona el universo en un sistema dinámico, porque el universo se mueve. Los otros telescopios pueden tomar fotos de un parche del cielo. Con Rubin se van a tomar fotos de todo el cielo cada 3 días y con esas imágenes es como tener una película del universo, y con eso podemos entender cómo éste funciona”, sostiene Stuartt Corder, jefe científico de AURA en Chile y subdirector de NOIRLab, centro de AURA que administra sus telescopios ópticos terrestres infrarrojos. “Es el telescopio más rápido y más estable del mundo”, agrega. Y está en Chile.