En este contexto, el arquitecto y magíster de diseño sustentable y medioambiental de la Architectural Association de Londres, Francisco Godoy, reflexiona sobre la importancia de relevar la identidad de la arquitectura chilena y el gran desafío para los arquitectos de hoy de ponerla en valor en las construcciones contemporáneas.
“Vivimos en un país que es tremendamente diverso en términos climáticos. Tenemos 6.500 kilómetros de costa -vamos desde la latitud 18 hasta la 50 más o menos-, entonces tenemos que responder a los encargos de arquitectura o diseño de los edificios de formas distintas”, afirma Godoy.
Además, explica que la arquitectura bioclimática o vernacular, que es la realizada por personas que se vieron enfrentadas a un clima determinado y empezaron desde ahí a construir, ha forjado en cierta manera la arquitectura en Chile a lo largo de su historia y territorio y eso es algo que no solo es importante reconocer, sino que también de preservar y continuar aplicando en los tiempos actuales.
“La diversidad paisajística y climática de Chile da como resultado un montón de tipologías arquitectónicas que son súper interesantes”, indica el profesional, quien menciona algunos ejemplos de construcciones tradicionales del norte, centro y sur del país que dan cuenta de esa riqueza e identidad fundada en una arquitectura vernacular.
Aldea de Tulor, San Pedro de Atacama
“Si uno piensa en los Atacameños en el Norte de Chile u observa la aldea de Tulor, que es una estructura habitacional hecha de piedra y de barro con techos hechos de paja y barro, en San Pedro de Atacama, hace todo el sentido para ese clima específico”, destaca el arquitecto sobre esta construcción habitacional en el norte del país, que es además uno de los sitios arqueológicos sedentarios más antiguos de Chile.
Pucará de Quitor es otra estructura en San Pedro de Atacama, que a pesar de ser una fortaleza precolombina y no una construcción habitacional, refleja cómo “el diseño arquitectónico estaba totalmente ligado a la geografía del lugar y con materiales disponibles en la zona”. De esa forma, el arquitecto indica cómo se fue construyendo identidad con una estética arraigada a cada lugar y al mismo tiempo “100% adaptada climáticamente”.
Casa Tradicional Chilena, valle central
En el valle central de Chile, aparecen otras tipologías arquitectónicas, indica Godoy, quien destaca la casa tradicional chilena, “hecha de adobe con teja muslera”, que llegó desde España a nuestro país en la época de la Conquista, siendo adaptada a las condiciones locales. “La casa Aragonés, que es la casa original que trae el español, era una casa de tres pisos con un patio central muy pequeño para poder reducir el impacto del sol y como en Chile somos un país telúrico, la adaptación chilena es extendida en un solo piso con un patio central más grande”, relata Francisco Godoy, destacando cómo la casa tradicional chilena se fue construyendo en base a adaptaciones de esa casa Aragonés.
El arquitecto destaca también las funcionalidades del adobe, material de alta masa térmica que es capaz de recibir mucho sol y mantenerse frío. Gracias a él, las casas tradicionales son frescas en el verano y al mismo tiempo cálidas en invierno: “Todo el calor que se va absorbiendo en el material después se devuelve al ambiente cuando la temperatura baja”, explica. La casa tradicional chilena cuenta con otra serie de estrategias arquitectónicas, como los aleros para resguardarse del sol, el uso de las piletas como sistema de enfriamiento natural o las palmeras para brindar sombra en el patio central.
Ruca Mapuche, valle central y Araucanía
Francisco Godoy también es profesor universitario de arquitectura sustentable. Así, cuenta que todos los años hace visitar a sus alumnos una ruca mapuche por tener decisiones de diseño importantes de observar: “Su estructura es de madera porque era la disponibilidad más grande de material que tenían los mapuches y está cubierta completamente por una totora gruesa, que es de paja por fuera pero por dentro está compuesta de filamentos muy delgados llenos de aire, lo que funciona como un excelente aislante”.
Además, el académico comenta que una de las estrategias más interesantes de la ruca es que en su espacio abierto interior tiene fuego al centro, con un sistema de ventilación muy avanzado, que “a pesar de que el fuego esté prendido todo el día por su tradición, el aire siempre está limpio y el espacio totalmente ventilado”.
Palafitos, Chiloé
Los palafitos están basados en la arquitectura de la madera. Godoy explica que al igual que los seres humanos, que al estar en un lugar muy frío y con viento tendemos a acercarnos y apegarnos unos a otros para brindarnos calor, el palafito ocupa esa misma estrategia. “Son casas compactas de espacio y superficie acotada, que en conjunto a otros en un continuo, aprovechan la temperatura que cada uno de ellos genera, funcionando así como un sistema”, detalla el arquitecto.
Por su condición de isla, Chiloé también tiene una tradición e identidad que está fuertemente marcada en su arquitectura: “Para el Chilote siempre está presente que habita este espacio que está entre la tierra y el mar”, dice Godoy.
El arquitecto destaca a Edward Rojas, Premio Nacional de arquitectura en 2016, quien ha trabajado toda su vida la construcción en madera en Chiloé, poniendo en valor la arquitectura local, y añade que “hay más ejemplos de arquitectos jóvenes que hoy en día rescatan esta tradición, recuperan palafitos y ponen de nuevo valor a esta arquitectura”.
El desafío para las nuevas generaciones de arquitectos chilenos
Ante el desafío actual para los arquitectos nacionales, Godoy comenta lo indispensable que es “rescatar esos lenguajes e identidad propia de la arquitectura chilena, de la tierra, del adobe, de la madera”, presentes en tantas construcciones tradicionales del país. “Es una labor que tenemos que hacer. Tenemos que transmitir este mensaje a los alumnos en las universidades”, expresa el arquitecto. “Yo creo que todos los arquitectos y diseñadores podemos ir recuperando esta identidad, aplicándola día a día en nuestros diseños”.
Finalmente, Godoy afirma que nuestra arquitectura tradicional genera mucho interés a nivel internacional: “Cuando le hablas a un extranjero de la casa de campo tradicional, del palafito, etc., de verdad llama la atención y es muy atractivo”. El arquitecto concluye con lo importante que es “entender, estar orgullosos de lo que hemos construido para después salir a mostrar al mundo lo que tenemos” y continuar así, inspirándose en nuestras propias raíces chilenas.